1.- La palabra taco no tiene ninguna raíz prehispánica. La RAE la define principalmente como un "cilindro especialmente hecho de madera que cabe en algún hueco".
2.- Nuestros antepasados conocían a la tortilla como "tlaxcalli", la comían doblada y untada con algo parecido al actual mole, a manera de enchiladas; también solían consumirla como si fuera una tostada; gruesas, a manera de gorditas y hasta combinadas con miel. Pero nunca como tortilla ni como taco.
3.- En ciudades mineras, como Pachuca, los tacos, específicamente los de canasta, se relacionan con los pastes. Ambos son elaborados con masa y llevan diversos rellenos, además eran la comida de los mineros.
4.- En recetarios de finales del siglo XIX aparecieron los que probablemente serían los primeros rastros de taco. Eran conocidos como “dobladitos”. Sin embargo, quienes los mencionan los catalogaban como rellenos de desperdicios o menudencias. Y no los consideraban suculentos. ¡Pobrecitos!
5.- Su parecido con el Dörum Kebab (pan pita relleno de carne de cordero, cocida en un asador vertical) es tal que podríamos decir que: 1) o el taco resulta de una coincidencia intrigante o 2) el taco es consecuencia de una imitación. La cuestión sería saber de quién. (Si le preguntan a Jaime Maussan dirá que fueron los ovnis).